Durante siglos, la ciudad de Ronda fue codiciada por su posición estratégica. Más de la mitad del asentamiento estaba protegido por acantilados de hasta 100 metros de altura.
Tras capturar la ciudad en el año 713 d.C., los árabes levantaron murallas alrededor del perímetro que no disponía de la protección natural de los acantilados. Durante casi 800 años, la ciudad fue básicamente impenetrable.
Así fue hasta que las fuerzas cristianas consiguieron bloquear el acceso al agua de la ciudad a través de una mina construida por los árabes. Con ello, terminaba una era en Ronda, pero comenzaba una nueva. Las tierras se repartieron entre los caballeros y nobles que habían participado en la conquista. La ciudad prosperó.
Sin embargo, se impusieron elevados impuestos a quienes entraban en las murallas de la ciudad y, en consecuencia, comenzaron a formarse mercados fuera de ellas.
Es en este momento del siglo XV cuando la posición estratégica de Ronda sobre el desfiladero del Tajo empezó a entrar en conflicto con su necesidad de expansión. Tener un desfiladero de 100 metros de altura es estupendo para protegerse, pero horrible si se necesita cruzar al otro lado para comprar, vender y hacer negocios.
El otro lado de la ciudad comenzó a conocerse como El Mercadillo. En este nuevo barrio se establecieron posadas, tabernas, hospitales e incluso la plaza de toros de la ciudad.
En esta época, la única forma de cruzar de un lado a otro era bajar hasta el Puente Viejo, situado en el fondo del desfiladero, para luego subir andando hasta la cima en el otro lado. Como es lógico, esto causaba muchas dificultades a los que querían cruzar.
UN PUENTE NUEVO
A principios del siglo XVIII, Ronda sabía que tenía que construir un puente en condiciones en la parte superior del desfiladero. Pero, ¿cómo cruzar tal brecha?
Hasta ese momento, sólo se habían construido un par de arcos que alcanzaran la anchura límite de 30 metros fijada por los romanos siglos atrás. Sin embargo, el nuevo diseño del puente requería un solo arco que abarcara 35 m de ancho, un objetivo más que ambicioso.
En 1735, tras sólo 8 meses de construcción, el puente se inauguró. Desgraciadamente, sólo 6 años después, se derrumbó en el desfiladero, matando a 50 personas.
El derrumbe parece haber sido causado por la falta de un soporte adecuado. En aquella época, no había cálculos para determinar lo que realmente se necesitaba para la construcción y, en cambio, era todo más bien un método de prueba y error.
Este fue uno de los últimos puentes que se construyeron antes del nacimiento de la ingeniería moderna con la primera escuela de ingeniería del mundo, la École Royale des Ponts et Chaussées que abrió sus puertas en 1747 en Francia. España no vería su primera escuela de ingeniería hasta 1802.
UN "NUEVO" PUENTE NUEVO
Tras tan traumático suceso, los habitantes de Ronda tardaron varios años en recuperarse e incluso empezar a pensar en construir otro puente.
Imagínate conocer a las personas que habían muerto y continuar además viendo los escombros del puente caído en el fondo del barranco durante tantos años: era un recuerdo doloroso.
Por eso, cuando por fin empezaron con el nuevo Puente Nuevo que vemos hoy, no quisieron correr ningún riesgo. De hecho, podría decirse que su diseño fue fruto del miedo.
El arquitecto José Martín de Aldehuela fue seleccionado para realizar las obras del puente. Aldehuela ya era famoso por haber construido catedrales como la catedral de Málaga, e incluso la Plaza de Toros de Ronda.
Sin embargo, fue seleccionado principalmente por su inmensa experiencia en la construcción de un acueducto de 11 km de longitud para llevar agua a Málaga. Si alguien sabía construir arcos sólidos, era él.
Cuando se iniciaron las obras de la nueva y gigantesca estructura, hubo que desarrollar un sofisticado conjunto de poleas y equipos de elevación para subir las piedras desde el fondo del desfiladero.
Finalmente en 1793, tras 34 años de construcción, se inauguró el puente de 98 m de altura. Fue el puente más alto del mundo hasta 1839, cuando el puente colgante de la Caille, en Francia, lo superó.
En el actual Puente Nuevo podemos ver cómo el barranco fue prácticamente solidificado en su totalidad. El arco principal que cruza el río sólo tiene 15 m de anchura. A diferencia de la mayoría de los puentes que se han construido, el Puente Nuevo se integra en su entorno, incluido el cauce del río.
Es casi difícil ver exactamente dónde acaba el acantilado y dónde empieza el puente. No es de extrañar que el Puente Nuevo de Ronda sea un icono. No se había construido ningún puente como éste antes y es muy poco probable que se construya algo parecido en el futuro.