La Torre del Oro es una torre dodecagonal (de 12 caras) que fue construida en tres fases principales. Desde el exterior es fácil identificar las tres partes, ya que están bien diferenciadas.
La sección inferior fue construida en 1220 por la dinastía almohade de gobernantes musulmanes. Debido a su ubicación estratégica junto al puerto, esta torre albarrana constituía una parte muy importante de las fortificaciones que defendían la ciudad.
Por un lado, cerraba el paso al Arenal mediante un tramo de muralla que la unía con la Torre de la Plata. Por otro lado, en caso de invasión a través del río, una gruesa cadena era arrastrada sobre el agua hasta la otra orilla del Guadalquivir. Así se podía evitar la entrada a la ciudad de barcos no deseados.
Sin embargo, menos de 30 años después de la construcción de la torre, las fuerzas cristianas reconquistaron Sevilla. En el siglo XIV, el rey Pedro I el Cruel, ordenó que se construyera su segundo nivel.
Se rumorea que la amante del rey, doña Aldonza Coronel, vivía en la torre vigilada constantemente por guardias para que otra de sus amantes, María de Padilla, no la matara.
En los siglos XV y XVI, la Torre del Oro fue testigo de la edad de oro de Sevilla. El puerto que custodiaba se convirtió en el principal punto de conexión con el Nuevo Mundo.
Multitud de exploradores y conquistadores zarparon desde la torre, incluyendo Magallanes en la travesía que dio la primera vuelta al mundo.
Debido a inundaciones y varios terremotos, la torre fue dañada y restaurada muchas veces a lo largo de la historia. El terremoto de Lisboa de 1755 casi destruyó la torre.
Incluso se llegó a hacer planes para demolerla completamente. Sin embargo, finalmente se tomó la decisión de restaurar la emblemática torre. Y finalmente en 1760 se añadió el tercer nivel cilíndrico con su cúpula dorada.
A lo largo de los siglos, además de defender la ciudad, la torre ha tenido una variedad de usos. Ha servido como capilla, almacén de pólvora e incluso prisión para la nobleza.